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29.12.05

El Regalo Perfecto.

La semana previa a la navidad, recibí una propuesta inusual pero que recibí con mucho gusto. Me preguntaron si estaba interesado en ser voluntario para un centro de ayuda para personas sin hogar (desde ahora conocidos como los “itos”... vaguitos, pastrulitos, rateritos, etc) La idea me sonó interesante, pero mas aun, el hecho de estar con mi grupo de amigos sirviendo comida y haciendo algo bueno, aparte de andar tomando en bares.

Fue así que el 24 de Diciembre me desperté a las 7am para alistarme. Saque mis viejos pares de zapatos con suela antideslizante que formaron parte de mi uniforme por casi 1 año cuando fui mesero. Me puse pantalones negros y polo negro y contra todo pronostico.. antes de las 9am ya estaba en el tren rumbo a San Francisco.

Durante el camino y entre sueños, un tipo de lo mas desubicado me despierta y pregunta...

El: Cuanto tiempo hasta llegar al centro de San Francisco?
Yo: (Abro los Ojos) 35 minutos (cierro los ojos)
El: ah... que bueno... sabias que es mi primera ves?
Yo: (que diablos le hace creer que me interesa?) bien por ti
El: Acabo de llegar de Washington... y siempre quise vivir aquí. Me llamo XXXXX tu como te llamas?
Yo: (ta mare!) Luis

Creo que al darse cuenta que nunca abrí los ojos, me dejo en paz. A los poco minutos escucho que le hacia las mismas preguntas a una pobre tipa que cometido el gravísimo error de sentarse junto a el.

Al llegar a la estación de Civic Center, bajo del tren y camino buscando el Memorial War Building en Van Ness. Al llegar a la esquina veo el “pequeño” local. Esta situado en el centro cultural de San Francisco, entre la opera y el teatro principal. Frente al City Hall (alcaldía) y el museo de Arte Asiático.
De lo mas desubicado, entro al edificio y busco por el “Green Room” donde seria el evento. En mi cabeza imaginaba una cocina con vista al comedor (mismo colegio) y personas alineadas mientras yo les servia frijoles con arroz. También en mi cabeza los “itos” luego de recibir, se sentarían en el comedor que tendría mesas largas con bancas (misma cárcel) y después de unos minutos se irían. No pude haber estado mas lejos de la verdad.

Al llegar al “Green Room”, me dieron una etiqueta con mi nombre y me dijeron que esperara en una de las sillas mientras esperaba a los demás. Ahí fue cuando llego Ross. En pocas palabras, Ross nunca ha tenido que trabajar en su vida y a sus 29 años sigue en lo mismo. Para suerte de el, el look lo ha ayudado a “sobrevivir” como modelo y eso le ayuda a pagar por la ropa. El BMW y el departamento son regalos de sus padres. 10 minutos después llego Scott. Profesor en la universidad de Berkeley y diseñador conocido en la ciudad. El trajo las malas noticias. Ni Alan ni Brenda podían venir porque estaban resfriados. así que seriamos solo los 3.

Fue ahí cuando una... una... no se como denominarla, pero lo mas cercano seria una monja-payasa-travesti-hereje empezó a seleccionar a las personas para las diferentes posiciones. Ross, Scott y yo fuimos llamados para servir comida en el “Santa Room”. Ese cuarto lo definieron como el cuarto mas tranquilo de todos porque iban las personas de mayor edad que no eran muy exigentes. Al llegar, al cuarto vi exactamente lo que había pensado que seria. Al parecer Ross no tenia eso en mente y lo escucho decir.

Ross: Perdón... no veo ningún escenario por aquí.. va a haber algún show?
Monja Hereje: No
Ross: Muchas Gracias... Scott, Luis... vamonos
Scott: Vamonos? A donde?
Ross: No se... pero yo no me la voy a pasar sirviendo comida aquí. Busquemos algo mejor

Yo no lo podía creer y al parecer la Monja Hereje tampoco. Pero dicho y hecho... Ross se de media vuelta y con un movimiento de mano Scott y yo lo seguimos. A los pocos minutos entramos al salón principal del evento y debo reconocer que la mandíbula se me cayo al suelo. WOW!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! aquí es donde los “itos” van a comer????
Candelabros de oro, manteles bordados, sillas doradas, flores y copas por doquier. Había un escenario central donde un coro de niños estaba practicando su presentación.

Al final terminamos haciendo doble función. Estuvimos en la sección de postres y mientras uno se quedaba en la mesa de postres sirviendo los platos, los otros 2 tenían que ser meseros de postres llevando pequeños platos con torta de chocolate, zanahoria, pie de calabaza o brownies a los “itos”.

4 horas después, estaba muerto del cansancio... pero con una sonrisa de oreja a oreja. Sobre todo cuando un “ito” me llamo por mi nombre, me abrazo y saco de su bolsillo uno de los caramelos que se había robado de la mesa de postres y me dijo...

Ito: Esta es mi forma de decirte gracias por todo... se que no es mucho, pero es todo lo que tengo. Feliz Navidad.

Recibi el regalo perfecto esta navidad y superarlo va a ser muy dificil. No hay nada como un buen caramelo de limon.

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