Al día siguiente recibo una invitación inusual.
Barco? Fiesta? Mmm… esto debe de ser señal divina. Esta es mi oportunidad de encontrar a mi propia Carrie Bradshaw. Y así fue como la misión “Dame mi Carrie” nació.
El día de la fiesta (Domingo 11 de la madrugada) llevaba una resaca producto de la experimentación entre Malibu Rum y Absolut Mandarin, el terno ajustaba mas de la cuenta debido a los placeres de la comida china y el forúnculo infeccioso que siempre se hace presente antes de una fiesta grande se había manifestado en la parte izquierda de la frente (léase barrito, grano, chupo o cacho). Pero no había adversidad que pudiera mantenerme alejado de mi misión. Y el primer paradero era el bar del hotel Double Tree.
- Hola! Como estas? … mmm.. aha… wow!... por supuesto que me acuerdo! .. si lo se… no te parece genial eso? … si… ah mira, ahí está Andrew deja que te presente. El es mi abogado Andrew, especialista en temas de inmobiliaria. Andrew te presento a …mmm… perdón, pero como te llamas?
- Wow! Me cuentan que acabas de regresar del Perú. ¿Que es lo que mas te gusto de mi país?. Aha… si… wow.. mmm… si lo se… ¿no te pareció genial eso?... ¿Cuándo? … no me digas… que envidia… si, muchas veces… aha… claro… que bien por ti… bueno, creo que mejor… oh! Wow… si… aha.. mmm… si lo se… claro… creo que acabo de ver a un amigo que no veo hace años, deja que lo salude y regreso ¿ok?... no.. no es peruano… aha… si… claro… por supuesto… mmm… wow… ok… si… no… a veces… te entiendo… ¿sabes que?, me hago la pichi, ya vengo.
2 margaritas y un Chardoney después, llego el momento de abordar. Eran casi la 1 de la tarde y los ánimos estaban al tope. Luego de pasar seguridad y saludar al capitán del barco, había una mesa de disfraces donde todos los invitados debían de seleccionar 3 elementos a usar para la fotografía del recuerdo. Un sombrerito de marinero, cubretodo azul eléctrico y botas me transformaron en la versión marítima del principito (obviamente en mi mundo de fantasía, porque creo que nadie entendió la figura). Después de eso (y de devolver todo a la mesa de disfraces) era tiempo de volver a enfocarse en la misión. Pero no puede ser intencional, uno no puede andar buscando a Carrie en un barco. Uno tiene que hacerse disponible para que Carrie te encuentre o por lo menos es así como funciona en la tele. Las siguientes 3 horas la pase conociendo gente nueva, hablando de la política interna de Bush, Fujimori, la guerra en Irak, religión, corrida de toros y todos los temas habidos y por haber que protocolarmente uno nunca debe mencionar en un evento social. Claro esta, que Paris Hilton y Angelina Joli no pueden faltar en una buena conversación. La vista que se obtenía del barco era espectacular. San Francisco nunca deja de impresionarme.
Las vistas de los puentes, Alcatraz y la bahía. Pude ver de cerca la construcción del nuevo puente que será símbolo de la ciudad (junto al Golden Gate y el Bay Bridge). Tome unos minutos para contemplar la ciudad hasta que una masa de cabellos rubios se acerca y me ofrece un cigarrillo. El viento hacia que esta mujer de edad “progresiva” (al parecer decir mujer de edad “avanzada” esta dejando de ser un termino socialmente aceptable) se viera como un personaje de Plaza Sésamo. Conversamos unos minutos antes de ver al show musical y bailar un poco con el DJ.
A las 4:30pm el barco anclo y era momento de seguir la fiesta en la piscina del hotel. No pasaron mas de 15 minutos antes de despedirme, comprometerme en 2 eventos más y salir disparado en busca de una lavadora para eliminar los rezagos de aquella fuente de chocolate liquido que mi saco tenía desparramado por las mangas. ¿Es necesario decir como fue que todo el chocolate termino sobre mis mangas?
Yo + chocolate liquido + barco en movimiento + brisa de mar = 25 us$ en tintorería.
Días después recibo un email con varias fotografías de aquella fiesta. En una de ellas, salgo tratando de encender un cigarrillo con la ayuda de la mujer de edad “progresiva” con pinta de personaje de Plaza Sésamo. Me tomo un par de minutos darme cuenta, pero finalmente entendí. No era exactamente lo que tenia en mente y es que no la pude reconocer con 30 años de mas, 50 kilos de sobrepeso y los lentes obscuros; pero al parecer ese día en el barco si encontré a Carrie, o mejor dicho… Carrie me encontró a mí.
La misión “Dame Mi Carrie” había sido en éxito… bueno, casi-casi.
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