Miércoles Sociales

Siendo casi las 2:30pm, era hora de abandonar mi oficina y buscar algun alimento vitamínico para sustentar el organismo. Ese día descubrí la “Pizza con Puerco Agridulce Estilo Chino”, ese día comí feliz mientras caminaba al Museo de Arte Moderno para continuar con la segunda parte mi día.

No había mucho por hacer, editar imágenes y preparar productos para la sesión fotográfica del catalogo anual del museo. Siendo casi las 6pm, era hora de abandonar el museo y tomar el tren rumbo a la oficina principal del Stop Aids Project.

El Stop AIDS Project es una organización de salud auspiciada por la ciudad de San Francisco. Como voluntario, mi trabajo es ir de bar en bar encuestando personas sobre su vida sexual. Se que suena de lo mas aburrido y monótono (nótese el sarcasmo), pero para motivarnos a seguir con el trabajo, de ves en cuando se realizan reuniones de “agradecimiento” a todos los voluntarios.

Para mi mala suerte, nací con don escénico y conocimiento social, es decir… nací ego centrista. Pero esta esta ves, algo no funcionó bien. No solo pase casi la totalidad del evento sentado en una esquina con un plato descartable comiendo lasaña congelada; sino que pase desapercibido ya que cada ves que entraba y salía (motivos cancerigenos) la gente me saludaba y decían “bienvenido”. A mitad del evento llega Michelle quien se acopló a mi agenda por el resto de la noche, (gracias por eso).

Torta de chocolate y sodas después, el deja vu de fiestita infantil me colmo la paciencia. Además, ya era necesario algún tipo de bebida destilada sin azúcar refinada. Y después de ubicarnos geográficamente, determinamos que el Pilsener Inn era el bar local mas cercano. Raptamos a Adam, encargado de realizar entrevistas cibernéticas para la organización y a paso de trote, llegamos al bar cerca de las 8pm.

Los 3 (Michelle, Adam y yo) nos sumergimos en un debate de cine Español, Frances y Aleman seguido de música punk y MTV. No se si fue el hecho que ese bar fabricaba sus propias cervezas o era el exceso de azúcar en la sangre, pero la euforia de la conversación empezó a contagiar personas. Poco a poco gente se iba uniendo a la conversación que derivo en el río Missisipi, hamburguesas con mantequilla y los sureños norteamericanos.

9:30pm, tiempo de rotar… tiempo de cambiar de bar.

En el siguiente paradero, Mike & Mike (dúo asiático) se unió al clan y la conversación derivo al racismo en la televisión y la circuncisión. En este paradero perdimos a Adam (el chico de las entrevistas cibernéticas) pero hizo aparición en escena el personaje omnipresente… Gui.

El reloj avanzaba y mientras discutíamos nuestra próxima estación, recordé que había recibido una nueva invitación de aquel grupillo de gente “A1” (historia explicada anteriormente) para otra de sus ya conocidas fiestas citadinas. Esta ves decidimos llevar a Michelle para que vea in-situ el motivo de nuestras burlas ocasionales. Está por demás decir que nuestro atuendo no era exactamente “A1” pero eso seria parte de la diversión.

Pasadas las 11pm, llegamos al Hotel Marriott. La invitación decía que el evento se llevaría en el Penthouse, así que después de buscar los ascensores y llegar al piso 39, llegamos a “The View Lounge” bar ubicado en el ultimo piso del hotel.

Y bueno… que esto de andar bebiendo martinis con la vista de los puentes y la ciudad de noche, es bastante impresionante. Pero aun no me deja de sorprender el ver a gente paseandose de mesa en mesa tratando de impresionar a ajenos y extraños con pomposidades motivo de mofa.

Un grupo de personas con actitud arrogante, abandonó una mesa junto a la ventana y con ella la mejor vista de todo el local. Sobre la mesa dejaron su cuenta pagada y al darle una mirada veo que habían dejado 2 dólares de propina en una cuenta de 35 dólares en bebidas. Lo siento mucho… pero como EX mesero, cualquier cosa inferior al 15% es motivo de rechazo personal. Acto seguido, hago uso del lapicero y le aumento unas rayitas al voucher de la tarjeta de crédito. Esa noche, una mesera se fue feliz a su casa.

No paso mucho tiempo antes que tanta actitud nos terminara asustando. Era tiempo de dejar ese sitio y pasar a algo un poco menos agobiante… era tiempo de comer hamburguesas en “Jack in The Box” .. tiempo de realidad.

ps: nop, las fotos del Hotel no son mias, las fotos que tome dentro del bar salieron muy oscuras. Y si me di cuenta que en la ultima foto salgo tomando una gaseosa excesivamente grande... pero asi es Norteamerica... Super-Size Me????