Al regresar nuevamente a la oficina consular, me bombardearon en preguntas y requerimientos informaticos... pero 10 minutos despues, me llevaron a la sala de reuniones y veo que una torta cumpleañera con mi nombre me estaba esperando. La sonrisa volvio a esbosarce en el rostro.
Zanahoria fue el vegetal escojido como ingrediente principal de mi torta. Despues de la fresa y el chocolate, mi torta favorita. Todos los funcionarios diplomaticos y administrativos se hicieron presente para celebrar mi primera fiesticilla cumpleañera. Era momento de cantar el Feliz Cumpleaños... el momento de incomodidad inevitable.
Recorde el porque nunca me gusto celebrar mi cumpleaños. Cuando tienes la torta con velas encendida frente a ti, que se supone que uno debe de hacer? Cantar tu propia cancion de cumpleaños? Aplaudir al unisono? no moverte y mirar fijamente a las velas mientras esperas que el momento de total atencion se vaya?... esa ultima siempre fue mi opcion a pesar de lo egomaniaco que peudeo ser algunas veces (para prueba, este blog).
Esta ves fue diferente. Con la experiencia y comodidad que te dan los años, esta ves hice todo lo anterior y mas. Mientras me cantaban Feliz Cumpleaños, yo cantaba mas fuerte que los demas mientras aplaudia y bailaba sin coordinacion.
Momento de soplar las velitas en forma de globitos cumpleañeros.
Por primera ves, no me dio verguenza el que me cantaran Feliz Cumpleaños.
Creo que oficialmente eso me hace un ser maduro y centrado.... o simplemente me hace viejo.
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