El sábado desperté a las 9am. Luego de limpiar un poco el departamento, me puse las zapatillas y a correr se ha dicho (13 Kilómetros). A pesar que estamos en pleno invierno, parecía un dia de verano. El golden Gate Park se veia mejor que nunca. Y el olor a tierra mojada que tiene todo bosque es algo que no se puede poner en palabras.
Corri por el Golden Gate Park hasta llegar a la playa. Ahí es donde viene la parte mas difícil de mi carrera. No solo el viento que viene del mar complica las cosas, sino que la cuesta arriba siempre es un extra reto para mis rodillas.
Pero lo mejor viene después. La vista del Puente Golden Gate mientras vas corriendo por la costa entre bosques y ardillas, es espectacular. Lo que si, de ahora en adelante voy a correr mirando el paisaje y prestando atención al camino. Por no mirar una rama, termine doblandome el tobillo por lo cual no pude terminar el total de mi recorrido que incluia cruzar el punte. Sin embargo... no hay mal que por bien no venga. Era Año Nuevo Chino y nada mejor que ir de compras al Chinatown en este dia tan importante para la comunidad local.
Me detuve a comprar postres y ese jugo con bolitas de gelatinas que todos los mini-chinitos toman. Las bolitas saben asquerosas, pero el jugo vale la pena. El acompañante perfecto, un Moon Cake.
Tiempo de regresar a casa, darse un baño necesario y tomar la guitarra. Hacia mucho tiempo que no hacia lo siguiente, pero mi complejo de músico ambulante no me lo quita nadie. Tome la 28, la linea que pasa por mi casa sin rumbo conocido. En el toque y toque sentado en la parte posterior. Cuando el bus llego a su destino final y empece a bajar del bus, el chofer me devolvió el dinero que habia pagado por el pasaje. "Gracias por la musica" me dijo. Y eso, me puso la sonrisa por el resto del dia.
Al darme cuenta, estaba cerca al barrio italiano. Y no existe mejor lugar en el mundo que MARA's. esta es una pequeña panadería italiana situada en Columbus Avenue. Es uno de esos sitios por el cual la gente suspira al pasar debido a sus incontables postres y dulces que esta expuestos a diestra y siniestra. Ese día había corrido 13 kilómetros... merezco tragas postres italianos sin cargo de conciencia. Y así fue...
Mientras comia y leia "Malena Es Un Nombre de Tango" (muchas gracias Patricia), se unio a mi mesa un poeta local llamado Eric. Conversamos sobre musica, libros y mi falta de entendimiento hacia la poesia en general. El planteo el hecho que la musica es poesia y yo un inconciderado que no la veia de ese modo. Cosa muy cierta y muy cuadrupedo de mi parte el no haberlo entendido asi anteriormente. Fue ahi, en plena tertulia literaria, que gente empezó a acercarse y solicitar música con la guitarra. Muy amablemente cedi a los pedidos... pero fui muy claro explicando que yo no toco música en particular, sino música circunstancial. No, no puedo tocar La Cucaracha, pero si una canción que te hará sonreír. Tampoco puedo tocar Irreplaceable pero si una canción que hara dormir a tu hija. A cambio, la gente me contaba historias.
Hubo uno en particular que me contó sobre sus pies azules. El había comprado unos zapatos muy baratos en el barrio chino y después de usarlos por 24 horas seguidas, noto que sus pies se habían puesto azules por los químicos y tintes. El hombre tuvo pies azules por 3 meses y jamas pudo recordar exactamente donde había comprado los zapatos para poder demandar al causante. Claro esta, que el mismo hombre me agradeció por cantarle en Mexicano y pregunto si también sabia hablar Español. Le dijo que yo solo hablaba Peruano y un poco de Colombiano. El sonrió y me dijo.... "Yo sabia que no toda gente Marrón era estúpida... felicitaciones y gracias por la música".
Otra de las personas que se acerco, se llamaba Steve Bartnel. el se presento como fotógrafo y nos conto sobre una exposicion en la que esta trabajando en base a pequeños proyectos sobre la ciudad. Su vida conciste en camina rsin rumbo y fotografiar San Francisco y sus personajes. Al parecer, yo y mi guitarra formamos parte de la fauna local y por eso el fotógrafo pregunto si podia fotografiarme tocando la guitarra y conversando con el poeta. Mi respuesta... "por supuesto".
Fue bastante curioso ver la reacción de los transeúntes. Yo tocando la guitarra y conversando con un amigo, mientras un fotógrafo tomando fotos sin parar desde diferentes angulos al rededor de nosotros. Muchos turistas pensando que se trataba de un paparazzi fotografiando a alguien famoso, empezaron a sacar sus camaras y tomar fotos. Fue muy surreal pero bastante interesante.
Con las fotografias que Steven tomo, formo una colección llamada CANCION SIRENA. Colección que pueden ver completa haciendo click aqui.
Era tiempo de regresar a casa... no sin antes hacer una parada de rigor por un poco de cerveza citadina y luego a dormir en busca de una nueva aventura.
Extrañaba mis aventuras citadinas de anti-social amiguero.
El explorador urbano, esta de vuelta.
L.
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