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8.10.06

Dia 1: Buscando Peruanos en las Praderas

Cerca del mediodía fui recoger el auto que nos llevaría en el primer día de la odisea a Fresno. Esta ves el jinete de aventuras es un Toyota Corolla Negro, apodado “Carboncillo Ponja” y el copiloto de viaje seria Cecilia, miembro del consulado general del Perú. Primera estación, regresar a mi casa y encontrarme con un circo... literalmente.

Al llegar a casa para recoger un poco de ropa extra, vi que la habían cubierto completamente con una carpa... de circo. Esto fue hecho para poder colocar gases que fortifiquen la madera y la proteja contra insectos y otros. Es decir, todo un proceso de fumigación anti-termitas. Es todo un espectáculo ver mi hogar así.

Más encantadores aun, son los cartelitos que dicen “PELIGRO, PESTICIDA, VENENO” colocados alrededor de toda la casa. Fue por eso que al final no pude ingresar para sacar mis cachivaches y tuve que partir a Fresno sin ningún tipo de ropa formal.

El camino fue bastante tranquilo, música a todo volumen y relatos de infancia acompañaron nuestro viaje. Las paradas de rigor en un restaurante chino y un par de gasolineras fueron oportunas para estirar las extremidades. Después de mas de 3 horas, llegamos a Fresno.

Lo primero que uno nota al llegar, es la tremenda cantidad de centros comerciales y tiendas de autos, hoteles y restaurantes de comida rápida. Pero sin mayor tiempo para hacerla de turista, era momentos de registrarse en el hotel, conversar la estrategia de trabajo de los siguientes días y reconocer el sitio donde se estableceria la oficina consular durante los próximos días.

Durante la cena, el embajador Roncagliolo nos contaba sobre el estado de los peruanos pastores en la zona. Debido a lo difícil del terreno y la incomunicación total de la que ellos son victimas, no hay forma de avisarles sobre la presencia del consulado en la zona. Es por eso que zapatillas en los pies y toda la intención del mundo, nuestros 2 cónsules fueron en busca de los pastores, caminando por las praderas y valles del centro de California. Cuando logran divisar un grupo de ovejas o pequeños campamentos en las praderas, ellos se acercan y procuran hablar con los pastores. Aquí es donde viene el primer problema, lograr que ellos hablen. El miedo y las represalias de sus patrones hacen que muchos se nieguen a comunicar su situación. Cuando logran conversar con alguno de ellos, de forma rauda siempre aparece el capataz o patrón y él controla el contenido de la conversación. La misión que ellos tienen que cumplir no es fácil y es totalmente anónima. Ni la prensa ni la comunidad peruana esta informada de la existencia de los pastores ni de la labor que estos funcionarios consulares realizan. Viajar enormes distancias para ubicarlos, exponiéndose a maltratos verbales y la posibilidad de una mala reacción. No fue hasta que llegue a Fresno y vi in-situ el entorno, que entendí lo difícil de esta situación.

Esta parte de la misión no la pude documentar gráficamente, ya que las visitas se realizaron mientras estaba manejando el auto proveniente de San Francisco. Y no se volverían a realizar durante los siguientes días porque recién las ovejas están pariendo y por lo tanto el numero de pastores en las praderas no es numeroso. Además, los patrones y capataces de la zona ya estaban advertidos de a presencia consular en la zona, así que el acceso a los pastores seria mucho mas difícil.

Final del primera día, tiempo de dormir...

Bueno, mentira... nada de dormir, esa noche la pase hasta las 4am en el chat conversando con Luz desde Lima y Arno en Sydney.

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